Después de la misa, la rondalla tocó música popular, los residentes y los empleados se pusieron a bailar. Tras el baile, descansamos un poco hasta la hora de la comida.
Tuvimos comida especial, ensaladilla y cordero asado. Para postre tuvimos tarta y café.
La fiesta del pabellón Xabier les pareció entrañable a sus residentes.
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