lunes, 8 de marzo de 2010

La Castañera

Una mujer ataviada al uso con una mandarra reparte castañas, la gente se arremolina al olor y sus caras denotan el gustillo de las castañas, por lo que se disponen a recoger el fruto y se relamen ávidos de un segundo cucurucho.

Se colocaron carteles una semana antes en cada pabellón y en la puerta de la cafetería anunciando una suculenta degustación de castañas.

A las dos de la tarde con el carro y las castañas llegó la castañera al centro, estuvo asando las castañas sin recibir visita alguna de los que después degustarían las mismas.

A las 16:30h la gente impaciente se colocaba en filas dejando delante a las personas que iban en silla de ruedas, después se colocaron en la fila los más mayores y por último los más jóvenes.

Repartiendo las castañas estaba la castañera, y el personal del centro, y casi no dan abasto a atender a tanta gente a la vez.

La música en trabajadores no tuvo la deseada acogida, solo un pequeño grupo de personas se animó a mover el esqueleto. Sin embargo, su movimiento de mandíbulas degustando castañas no cesaba.

Después de la actividad el pasillo de trabajadores nos dejaba una imagen parecida a la caída de las hojas durante el otoño, solo que en este caso, en vez de fruto de la naturaleza fue fruto de la falta de uso de las papeleras por parte de los degustantes.

Faltó un traguillo de vino para animar el baile, así que a las seis menos cuarto con la caída de la tarde recogimos el carro sin castañas ya y apagamos la música hasta otro día